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 Historia del Lago de Texcoco

El Lago de Texcoco, en la época precolombina, fue el escenario de una presencia humana continua que data de miles de años atrás, con hallazgos arqueológicos en Tlapacoya y Tepexpan. Esta región, cuna de la civilización mesoamericana, albergó asentamientos tempranos como Tlatilco, Zacatenco y El Arbolillo, posiblemente relacionados con la familia lingüística otomangueana. Con el ascenso de Teotihuacán alrededor del siglo II d.C., la zona se transformó en una gran metrópoli que dominó la política, economía y cultura de Mesoamérica hasta su declive en el siglo VIII.

Tras la caída de Teotihuacán, la cuenca del lago se convirtió en refugio de migrantes del norte de Mesoamérica, incluyendo grupos nómadas y aquellos que escapaban de desastres ecológicos. Los chichimecas, hablantes de náhuatl, se integraron con los locales, dando origen a la cultura tolteca en el siglo IX. Aunque su dominio fue breve, nuevos pueblos nahuas se establecieron en las orillas del lago. Los mexicas, últimos en llegar, fundaron Tenochtitlán en un islote, que se erigió como la capital del más extenso imperio militar en Mesoamérica.

La conquista de Tenochtitlán marcó una transformación drástica en el Valle de México. Los lagos que rodeaban la antigua ciudad azteca fueron drenados para evitar inundaciones y permitir el crecimiento urbano. Con el tiempo, el Lago de Texcoco, esencial en la vida y cultura prehispánica, se redujo notablemente.

En el siglo XX, el gobierno mexicano inició proyectos para restaurar partes del lago, preservando así el ecosistema y la historia del lugar. Esto culminó en la creación del Parque Ecológico Lago de Texcoco, un esfuerzo para revivir parte del antiguo lago y ofrecer un espacio para la recreación, educación ambiental y conservación de la biodiversidad.

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