• Un pasado acuático: Este parque ocupa lo que alguna vez fue el majestuoso Lago de Texcoco, el cuerpo de agua que rodeaba la gran Tenochtitlán, el hogar de los mexicas.

• Un refugio gigante: Con más de 14,000 hectáreas, este proyecto se ha convertido en una de las restauraciones ecológicas más ambiciosas del país.

• Paraíso de aves: Muchas especies de aves migratorias y locales, como garzas y pelícanos, han encontrado aquí su hogar, aprovechando los humedales para alimentarse y descansar.

• Plantas resilientes: La flora del parque incluye especies adaptadas a suelos con alto contenido de sales, lo que ayuda a regenerar el ecosistema de manera natural.

• El oro blanco prehispánico: Hace siglos, los habitantes de la región extraían el famoso tequesquite, una sal mineral con usos culinarios y medicinales.

• Zona protegida: En 2022, el gobierno de México declaró oficialmente este espacio como Área Natural Protegida, asegurando su conservación a largo plazo.

• Diseño con visión: La transformación del lugar ha sido impulsada por el arquitecto Iñaki Echeverría, quien concibió el proyecto con un enfoque de sostenibilidad y restauración ecológica.

• Importancia global: No es solo un tesoro nacional; el parque forma parte de la lista Ramsar de humedales de relevancia internacional.

• Un lugar para disfrutar: El proyecto busca ser un espacio para caminatas, deporte al aire libre y hasta proyecciones de cine, fomentando la convivencia y el contacto con la naturaleza.

El origen de un país: Fue aquí, en medio del Lago de Texcoco, donde los mexicas vieron el águila posada sobre el nopal devorando una serpiente, la señal que marcó la fundación de México-Tenochtitlán.